domingo, 21 de febrero de 2016

Viure

Com aquest inhòspit quadern
que no atén als seus propis pàlpits,
que no troba un mirall que aviat sonarà,
així em sento jo,
com el fons del calaix on és,
que té tant a dir i amaga
enlloc de cridar-ho tot.
Fent de tu un oasi aïllat
al que provo apropar-me
en un intent de viure't
com sempre t'he viscut.
Però no ara que fuig,
ara que rebutjo viure't
com sempre t'he viscut,
que és, simplement, vivint.
Ara que tinc unes forces
tretes de la pura feblesa
que dorm als seus llavis
i que no em deixen viure't.
Ara que penso en ella,
i en aquella,
però no en aquesta.
Ara que semblaves més lluny
que no pas mai.
Ara, de sobte, puc tornar
a viure't, just quan
no hi vull viure,
just quan conqueria
totes les malaurades dunes
que atemptaven contra tu,
oasi paradisíac,
que tanta vida em dones
quan només puc viure't
sense viure'm.

domingo, 14 de febrero de 2016

¡Alumbra, alumbra!



Bien cierto es que los principios de la vida contemporánea se basan en las ideas de la Ilustración. Algunas de las grandes secuelas de este gran movimiento del siglo XVIII constituyen, a día de hoy, los fundamentos sociales, políticos y religiosos de la mayoría de países desarrollados.

En cuanto a la educación, el hecho de disponer de una escolarización accesible para gran parte de la población, así como la alfabetización de ella, tiene su origen en las nuevas ideas ilustradas que divulgaron los intelectuales de la época. En otro campo como es el de la religión, la Ilustración propuso la separación de Iglesia de Estado, lo que se reflejó en libertad y tolerancia hacia las distintas religiones. Además, es gracias al “Siglo de las Luces” que se llevara a cabo una total separación de poderes y, a su vez, el derrocamiento de los sistemas autoritarios. Otra de las mayores pruebas de su pervivencia –aunque resulte increíble- es el Internet. Y pensaréis, queridos lectores: “¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?”. Muy sencillo. Grandes ilustrados insistieron en la posesión de un conocimiento global, motivo por el cual se desarrollaron las primeras enciclopedias. Pues, ¿qué es internet? La enciclopedia de enciclopedias, sin duda alguna. Sin embargo, el rastro más importante es la importancia de la razón, concebida como el gran instrumento para alcanzar la verdad.

Todos estos avances no podrían haber sobrevivido a lo largo de los siglos si no fuera por la acción de grandes intelectuales que se declararon a favor de una serie de innovaciones que resultaron rompedoras en su momento y que, por si no fuera poco, consiguieron transmitir al resto de la sociedad. Algunos de los personajes más destacados fueron Isaac Newton, Denis Diderot, Erasmus Darwin y el Marqués de Pombal.

Isaac Newton constituye el más antiguo precedente de la Ilustración. De hecho, vivió en el siglo XVI, casi dos siglos antes de que surgiera este movimiento. No obstante, propuso las bases científicas de este gracias a la elaboración de la ley de gravitación universal, las teorías sobre la luz –las cuales desarrolló a través de un simple prisma de juguete- o los principios matemáticos del universo en su libro Philosophiae Naturalis Principia Mathematica.

La idea de “enciclopedia” tiene su origen en el modelo desarrollado por Denis Diderot, en el cual intentó sintetitzar todo el saber de la época. A través de ella produjo un gran Diccionario de las Artes y las Ciencias” –tal y como él quiso llamarlo-. Destaca la aparición en esta enciclopedia de todos los procesos artesanales, lo cual mostró un respeto por estas actividades que acabaría por crear un ambiente menos elitista.

El Marqués de Pombal, por su parte, destacó por la reconstrucción de la ciudad de Lisboa después de que esta quedara totalmente destruida debido a un terrible terremoto. Antes de la catástrofe, Portugal era uno de los países más católicos de Europa. Sin embargo, después del desastre, los ciudadanos experimentaron una enorme duda sobre la fe cristiana, situación que fue aprovechada para introducir las ideas de la Ilustración.

Por último, Erasmus Darwin mostró a los ojos de una sociedad moderna una teoría sobre la evolución de las especies que se alejaba claramente de la visión cristiana. Gracias a su libro Zoonomía pudo desarrollar su personal punto de vista sobre el proceso evolutivo de ciertas especies, el cual aparecería bien apoyado en los siguientes años.



De esta manera, estos grandes “pensadores de las luces” contribuyeron en la misión de crear una sociedad rompedora con los esquemas de la época y que, actualmente, supone el origen de nuestra cotidianidad.

sábado, 6 de febrero de 2016

"To be or not to be"

Su segundo mejor lecho y algunas pocas posesiones. Eso es lo que dejó en herencia William Shakespeare a su mujer e hijas, respectivamente. Pero, ¿qué hay de los derechos de todas sus obras? Ni rastro. Ni un solo manuscrito que confirme de forma directa la existencia del gran maestro británico. Así que, sin más dilación… ¿existió realmente William Shakespeare?
Argumentos no les faltan a todos aquellos que piensan que, en efecto, William Shakespeare no existió. Prueba de ello son los muy pocos poemas, diarios o cartas firmados por él, algo que resulta difícil de entender sabiendo que Shakespeare vivía de sus creaciones literarias. Todas estas conjeturas tomaron forma en pleno siglo XXI, gracias a una serie de dramaturgos, intelectuales y críticos que elaboraron una tesis la cual mostraba las pocas posibilidades de que un hombre proveniente de una familia de analfabetos y sin estudios universitarios superiores pudiera crear semejantes obras de arte, dotadas de una gran perfección. Este estudio no se centró en quién fue o dejó de ser William Shakespeare, sino que se limitó a cuestionar su existencia. Sin embargo, fue a partir de este estudio cuando diferentes estudiosos investigaron acerca de distintas teorías sobre quién pudo ser realmente Shakespeare.

La primera teoría, y quizás una de las más apoyadas, defiende que William Shakespeare no es más que el nombre bajo el que Cristopher Marlowe publicó algunas de sus obras. Algunas de las evidencias que podrían dar pie a esta suposición son las coincidencias en ciertas obras de ambos como es el caso de Eduardo II (Marlowe) y Ricardo III (Shakespeare), además del gran conocimiento del mundo clásico al cual no podría haber tenido acceso un William Shakespeare de raíces más que humildes, pero sí un Marlowe que demostró este tipo de conocimiento en obras como Hero and Leander o en las diferentes traducciones de Ovidio.

Otra de las teorías más apoyadas es la que sostiene que William Shakespeare fue un actor cuyo nombre fue comprado por Edward de Vere, conde de Oxford durante el reinado de Isabel I. Es, probablemente, la posición más demostrada de todas. La primera prueba la encontramos en las referencias que Shakespeare hace a las diferentes ciudades europeas que el conde de Oxford visitó, como Milán, Verona o Florencia. Además, una de sus grandes obras maestras, Hamlet, parece relatar la propia de vida de De Vere.
Por otra parte, existen los que creen en la verdadera identidad de Shakespeare, o lo que es lo mismo, piensan que realmente existió aquel hombre de pueblo dedicado al comercio y que no se instruyó en nada más que a lo que hoy en día equivaldría a una enseñanza secundaria. Los “stratfordianos” –así han sido bautizados todos los que defienden esta posición- se basan en las firmas del propio William Shakespeare en algunos de sus poemas y dramas recogidos en el First Folio, en el que encontramos referencias al propio municipio de Stratford-upon-Avon.


No existe certeza de la verdadera identidad de Shakespeare o de quien se ocultaba bajo su nombre. Sin embargo, lo único de lo que no se puede dudar es de sus obras, fuese quien fuese, muriese cuando muriese, viviese como viviese. Está claro que, obviando cualquier teoría de la autoría de sus obras, lo único innegable es el arte que desprendió la pluma de quien escribió las líneas de Hamlet, Macbeth o Romeo y Julieta, claros referentes de la literatura universal.