Soy ciego, me llaman poeta,
vivo de hacer versos
y vivo miserable
Luces de bohemia
Valle-inclán
No quiero complacer a quien lea
-si eso es lectura, yo no escribo-
sandeces y pedanterías sin fondo
-solo el de sus carteras y billeteras-
de esos tantos maniquíes de escaparate literario
que, más que crear, repiten lo que
el de su lado repitió de quien delante tuvo.
Que esto no llegue a tus manos,
ladrón,
delincuente,
asesino
de poetas que andan dejándose la voz y el arte
en cualquier rincón de cualquier callejón maloliente.
Aparta la mirada de este mi verso,
más cómodo en gargantas y oídos escasos y entendidos
que en boca de abundantes ignorantes y analfabetos.
Estos de los que te privo
dedico al artesano vivo de la palabra,
al que mima el barro y lo entrega
aun para vivir miserable.
Resistan, camaradas.
Somos nosotros quienes vivimos del arte.
Ellos solo engordan sus cuentas.
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